jueves, 4 de octubre de 2007

¿Sería Ciénaga o Santa Marta uno de los destinos de Joseph Conrad?

Por Ramón Illán Bacca

Costaguana es el país donde se desarrolla la novela Nostromo, de Joseph Conrad. En esta obra, por intrigas de la potencia que invierte en las minas de cobre —y por su miedo a la corrupción reinante— se ayuda a la secesión del país. Así, el territorio donde están las minas, llamado Sulaco, es declarado país soberano e independiente, y reconocido por la potencia dominante.

¿Suena a la separación de Panamá de Colombia?

Escrita en 1904, se sabe que ese hecho inspiró al autor. Ahora los estudiosos de Conrad dicen que en su viaje al Caribe como marinero de un barco francés atisbó las playas colombianas, y a lo lejos la Sierra Nevada de Santa Marta. Los venezolanos dicen que las playas avistadas fueron las suyas. Tanto Malcom Deas como Alejandro Gaviria se deciden por las playas colombianas y escriben que las descripciones corresponden a la bahía de Santa Marta, a las que les añadió las murallas de Cartagena, y el movimiento portuario de La Sabanilla de 1875, cuando pasó por aquí. También dicen que la montaña ‘Higuerota’, coronada de nieve y vista desde el mar, no puede ser otra que la Sierra Nevada. Nostromo fue concluida por Conrad en medio de dificultades económicas, que nunca le faltaron. Ahora todos los conferencistas y biógrafos reciben muy buenos honorarios por contarnos las penurias económicas de este autor.

Sin embargo, encuentro que en El misterio de los Buendía, de Guillermo Henríquez, el prologuista Carlos Uribe Celis dice que el sitio que inspiró a Conrad es Ciénaga. Su tesis se sustenta en que la mejor vista de la Sierra Nevada se puede apreciar desde allí. Y la prueba reina es que en Victory, otra sus novelas, se habla de “una costa pestilencial de manglares” y además de “un colombiano cazador de caimanes”, lo que según Uribe Celis no deja dudas de que Conrad estuvo en Ciénaga. Recuerdo haberle oído a Henríquez que la casa que describe el novelista es muy parecida a la Casa de la Aduana en Santa Marta, en esa época una casa galante.

En estos tiempos en que las palabras cambian de significado y ‘un estilista’ no es un escritor sino un peluquero, ‘un narrador’ es un locutor deportivo y un ‘creativo’ es un publicista; un ‘investigador’ es un historiador, aunque si se dice ‘un investigador privado’ es un detective.

Uno de estos investigadores me manda un correo en el que me dice que Conrad no recordaba mucho sobre ese viaje en el Caribe y que tuvo que pedirle ayuda a Cunninghame Graham, que sí conocía estos lados, para que le diera datos para su novela. Graham, un personaje insólito, lo puso en contacto con Santiago Pérez Triana. Hijo de presidente, escritor de cuentos infantiles, cocinero espléndido, club man y protagonista del escándalo del llamado ‘Petit Panamá’, no solo ayudó sino que inspiró uno de los más logrados personajes en Nostromo, José Altamirano.

Pongo mi grano de arena, pues creo que una de las pruebas del paso de Conrad por Ciénaga es cuando describe su cementerio. Dice Conrad: “Era tanto el calor que era inútil llorar, pues las lágrimas se evaporarían antes de llegar al suelo”. (Ahora me asalta la duda si la frase es de él o de Graham).

http://www.elheraldo.com.co/revistas/dominical/actual/noti4.htm

1 comentario:

Rebeca dijo...

La costa venezolana y la costa colombiana son muy parecidas. Con montañas, desiertos y manglares. Sólo que en Venezuela ha habido una mayor conservación del litoral. Lo que no recuerdo haber visto es una montaña nevada desde el mar. Ahora que el clima ha cambiado desde entonces.